JUVENTUD PRESENTE Y VOTANDO es el primero de los proyectos de colaboración entre Ideas en Guerra e (In)cognita. Esta tarea conjunta pretende enfatizar la idea de que los jóvenes participamos en los asuntos políticos, que nos conciernen y nos importan. Esta iniciativa tiene como objetivo escuchar la opinión, las propuestas, las necesidades y demandas de los jóvenes que hacen política. En esta colaboración participarán los diferentes líderes de las Juventudes políticas de distintos partidos políticos. En esta primera entrevista, Ángel Muelas entrevista a Pau Morales, Portavoz Nacional de Jovent Republicà.
La política ha de interpelar a la juventud, somos parte de la ciudadanía, en ocasiones los más jóvenes sienten una alta desafección política, consideran que la política y los asuntos públicos no son de su incumbencia. ¿De donde deriva ese distanciamiento entre la gran parte de la juventud y las organizaciones políticas? ¿Se tiene en cuenta las necesidades de la juventud en política o somos parte de los olvidados?
La juventud es una etapa de transición que se caracteriza por el desarrollo personal, laboral y académico de sus miembros y eso hace difícil establecer una organización, en una sociedad donde se premia cada vez la estabilidad. En esta sociedad cada vez quedan más sectores al margen porque no poseen la estabilidad para ser considerada como población de pleno derecho. La juventud es uno de los grupos más vulnerables dentro de todos ellos. Los jóvenes quedamos en la cuneta social. Lo que estamos viendo hoy con los primeros efectos de la crisis derivada del COV-19 son unas desigualdades que ya existían, y solo han hecho que agravarse.
Creo que la política institucional, salvo determiandad excepciones honrosas, ha ido dirigida hacia los cuerpos de población que tienen una cierta estabilidad, de hecho si tu no puedes garantizar materialmente los medios de existencia difícilmente podrás militar o participar en igualdad de condiciones respecto del resto de la sociedad. Eso incide directamente en la gente joven. Con ello no quiero decir que a los jóvenes no les interese la política. Los estudios demuestran que los jóvenes sienten desafección hacia las estructuras institucionales, pero no hacia el debate de las ideas, donde hay un interés mayoritario por parte de la juventud. Al menos en Cataluña, la juventud actual tiene mayor nivel de politización de los últimos 10 años. La generación menos politizada es la actual población de edad media, la última generación con trabajos estables.
Éramos adolescentes, incluso muchos de nosotros niños, cuando en mayo de 2011 las plazas y calles de España se llenaron de protestas, y de voces que demandaban cambios en el sistema político y económico. Muchas de gente hoy, con el paso del tiempo en cierta manera siente que mucho por lo que se luchó aquellos días, se esfumó, muchos analistas consideran que la falta de organización y militancia pudo ser uno de esos factores que provocara que el 15M se desinflarse, de ahí que la necesidad de organización sea clave, ¿Qué le dirías a los jóvenes que quieren cambiar las cosas y no saben cómo? ¿Es fundamental la organización para ello?
Básicamente les diría a los jóvenes que ni el contexto ni nuestro peso demográfico nos acompaña. Cada vez pesamos menos respecto al global de la población. El contexto dibuja una imagen negativa de los jóvenes, por ejemplo, por parte de los medios de comunicación. Y la única forma de contrarrestar esto es a partir de la organización y de ser capaces de situar la agenda juvenil en la agenda política. Es la solución, no hay otra. En términos electorales y de voto cada vez contamos menos, en términos de capacidad de notoriedad tenemos cada vez más dificultades.
Se habla mucho del 15M, fue muy importante, al igual que lo fue el proceso de autodeterminación en Cataluña, desde 2014 hasta hoy. Pero todo estos procesos son la eclosión de otros procesos anteriores que se habían ido fraguando los años anteriores. Lo fundamental de todo ello son los colectivos sociales, los centros de barrio, los proyectos autogestionados, el asociacionismo educativo, toda esta red y movimiento genera una conciencia de comunidad y colectivo. Que llegado el punto es lo que puede generar tipos de movimientos, como el 15M.
Creo que los que se auto otorgaron la herencia de l5 M se equivocaron en una cosa, usaron un lenguaje y estrategias políticas nuevas e innovadoras. Eso está bien mientras no tienes una mochila detrás, pero eso pierde fuelle, mientras se avanza en el camino, porque se comienzan a caer en contradicciones. Es fácil ponerse de acuerdo para cambiar el sistema pero no en qué cambios hacer y cómo llevarlos a cabo. Al final si no hay una cultura política sólida detrás que te impida caer en dinámicas políticas autodestructivas, da igual lo buena que sea la cominuncion política. Lo rupturista y lo alternativo es contribuir formas de unión que se basen en la colectividad. Los jóvenes deben construir organizaciones basadas en la militancia. Además, se ha de aprender de los errores que han tenido las estructuras anteriores. Asumir postulados democráticos y de horizontalidad en el funcionamiento de estas organizaciones, es lo que puede permitir llevar a cabo proyectos transformadores. El mayor problema que tiene nuestro sistema democrático es el bajo índice de afiliación política. Pero también hay un elemento a tener en cuenta y es la voluntad de querer alienar a la población más joven para que no participe en la política.
No es mi intención caer en la falsa idea de que todos los políticos son iguales. Pero actualmente existe un descontento social con una clase política que parece estar alejada de la ciudadanía. El tono bronco, el zasca fácil o incluso en ocasiones el insulto son la tónica actual de la política española, dejando por lo tanto escaso margen para el acuerdo y el avance, o al menos para la existencia de un debate de ideas y no de reproches. Como jóvenes preocupados por los asuntos políticos ¿ sientes también ese descontento social con la clase política? ¿ Las nuevas generaciones de políticos traerán consigo un aire fresco al panorama político? ¿Cuáles son los errores que las nuevas generaciones no deben cometer para evitar llegar a esta situación de distanciamiento entre representantes y representados?
Yo no creo en que el progreso sea una consecuencia inevitable y lineal, creo que pueden haber retrocesos. La idea de que los que vengan lo harán mejor de los que están. Es errónea Por ello, para generar una nueva cultura política, hay que dejar de creer en estos mantras, y adoptar otros paradigmas. La desafección política no solo se ve en las encuentas del CIS se ve en los 52 escaños de VOX. Si bien creo que la mejor forma de transformar la sociedad es a través de la militancia política, también creo que la mejor forma de combatir la desafección política es haciendo un retorno a los principios, que no lo debemos confundir, con una intransigencia a la hora de llegar a acuerdos. Se debe hacer un análisis de la realidad entre los diferentes actores y ver en qué punto este análisis puede ser compartido. Creo que en ocasiones se simplifica mucho el debate. Y esto al final es la gota que colma el vaso de la desafección política. Para mi el problema real que genera más desafección política es cuando no se entiende lo que se hace y cuando no se percibe la utilidad de la política. Cuando tras años de campañas electorales y debates parlamentarios ello no se materializa en medidas tangibles que ataquen las condiciones de vida de un amplio techo de la ciudadanía. Si la gente ve resultados materiales hay un premio para los representantes. En la política, a pesar de la época de imagen que vivimos, cuanto más se acercan las expectativas a la capacidad real de dar soluciones más fácil será combatir la desafección política. Y en el ámbito de la izquierda en concreto, creo que el dique de contención a la extrema derecha y al autoritarismo sólo se puede hacer desde una respuesta tangible y concreta. Los principales debates de la izquierda no deben solo a resignarse a hablar sobre lo público sino que han de centrarse en cómo generar alternativas a una dinámica de regresión social y económica.
Durante estos meses de crisis sanitaria y económica las desigualdades sociales se han acentuado en el ámbito educativo, a ello se le suma una situación de partida nada favorecedora para la juventud. Cataluña es una de las CCAA con mayores tasas universitarias ¿Cómo enfrenta la juventud obrera la lucha estudiantil? ¿Cuál es el camino para la educación que defiende Jovent Republicà?
En Cataluña veníamos de principios de la década actual de tener un gobierno de derechas que se jactaba de la autoridad y de ser alumno aventajado de Merkel. Ello conllevó una serie de regresiones sociales incluido el aumento de un 66% de los precios públicos universitarios. Pero los resultados en Cataluña muestran una evidencia y es que los ataques a lo público no tuvieron rentabilidad económica. por ejemplo se redujo la aportación a la educación infantil de 0 a 3 años a cero euros, ahora esa aportación se ha recuperado con una dotación presupuestaria. Y se deberá por orden judicial otorgar a los municipios el dinero que no se gastó. Es decir, no hubo un ahorro con esta medida de regresión social. Hay que hacer caer el mantra neoliberal de la eficiencia. En clave universitaria, nos dijeron que a pesar del aumento de las tasas el número de universitarios se mantenía. Hay trampa en el discurso. Nosotros tenemos demostrado la tesis de que en tiempos de crisis, la gente ve en los estudios universitarios una salida, al no estar en el mercado laboral deciden estudiar. Se han reducido las tasas un 30% y hemos vuelto a niveles de 2010. El precio de las tasas universitarias no es la única barrera para acceder a los estudios superiores, hay más condiciones sociales, culturales y económicas que dificultan el acceso de las clases populares a la universidad. Hoy lo que tenemos que abordar en Cataluña es cómo logramos ese cambio en el modelo de acceso a la universidad. para ello hay dos horizontes: la universidad gratuita y las becas salarios.
El pasado miércoles 21 el senado votó en contra de la propuesta presentada por la jovent republicá para ampliar la edad de voto a los jóvenes de 16/17 años. Edad a la que se puede trabajar, pagar impuestos y asumir responsabilidades penales ¿Cuáles son los argumentos para otorgar el derecho al voto a los jóvenes de 16 años? ¿Es un mecanismo apta que las organizaciones políticas centren sus propuestas también en la juventud, colectivo muchas veces olvidado?
Hay un motivo de base es que cualquier ampliación de derecho democrático es irrenunciable. Lo que se votaba en el Senado era discutir la opción de hacer ese cambio en la edad mínima para votar. Estamos dispuesto a discutir todo, pero se tumbó con argumentos que históricamente se emplearon para negar el voto a las mujeres, argumentos de lógica capacitista. El motivo que se apuntaba es también evidente, si somos menos y cada vez nos hace más falta organizarnos, si de golpe conseguimos ser muchos más relevantes para la política es más fácil centrar el tablero a nuestro favor. La petición del derecho a voto les da razones para que los partidos políticos se fijen en nosotros.
Y después hay otra lógica, dirigida a la izquierda en concreto. A nuestro entender la izquierda debe hacer de izquierda y saber que la salida de cualquier momento de dificultades sociales solo se combate con más derechos y democracia. Si la democracia parece que no está interpelando lo suficiente a la gente joven pueden proliferar discursos reaccionarios. Solo hay una forma de salvarnos que es situar a la gente en el centro y tratar a los jóvenes como adultos. Nosotros nos tenemos miedos a las urnas, no solo desde el punto de vista del referéndum de independencia, ello se refiere a un concepto republicano de ciudadanía como protagonista del debate público.
La política española nos deja en ocasiones sin aliento, sin capacidad de una reflexión pausada, los problemas y conflictos políticos se superponen unos sobre otros. Y una de estas condiciones problemáticas e historia es la cuestión territorial, y hablar de ello supone mencionar a Cataluña y al movimiento independentista. 2017 fue un año clave para España, pero sobretodo para los catalanes, ¿Qué lectura se hace desde Jovent Republicà como organización defensora del principio de autodeterminación para Cataluña, ¿Qué lectura general se hace de estos años? ¿Se han cometido errores durante este tiempo? ¿Cómo joven y militante sientes que se estan dando pasos para alcanzar una solución al conflicto territorial? ¿Veremos algún día una Cataluña independiente?
Para mi hay un conflicto político y creo que este no es de Cataluña respecto del Estado sino que el problema lo tiene el propio estado en su concepción. Lo que pasa en el año 2017 es el resultado de una falta de proyecto político del Estado para Cataluña. En los años 80 y 90 hay una lógica de fijar los límites del encaje territorial nacido del Régimen del 78 esto se va resquebrajando con el Estatut de 2005 que se recorta en un pacto entre Convergencia y PSOE. Y luego a ello se le suma la campaña de catalanofobia del PP. Todo ese proceso que muestra una cierta agonía del autonomismo en Cataluña da su resultado políticos a partir de 2012 con el proceso de autodeterminación. El movimiento independentista sólo ya por sus consecuencias sociales creo que ha sido muy bueno para Cataluña. en Cataluña se habla en todos los rincones de política desde el año 2012, se confrontan ideas, ha aumentado el nivel de movilización no sólo en la causa independentista si no en más causa sociales. En definitiva como respuesta a la falta de proyecto del Estado para Cataluña se pretende construir un proyecto nuevo por y para Cataluña. Lo que pasa en el 2017 es que el Estado decide que puede sobrevivir con una parte de la población que no quiere formar parte de él y que lo hará sea como sea y eso es la materialización de la represión política.
Dices por lo tanto que España no tiene proyecto para Cataluña, pero ¿la Cataluña independentista tiene proyecto para toda Cataluña?
Yo creo que sí, es decir la Cataluña independentista no propone la independencia guste o guste, si no que proponer un referéndum de autodeterminación, en el que los partidarios del no y el sí participen. El estado debe proponer una propuesta sobre la mesa y que esta también se pueda refrendar. La última plasmación de todo ello fue la investidura del gobierno actual. Hay una falsa dicotomía al entenderse que el movimiento independentista excluye a los que no lo son y lo que me parece es que al final lo que no gusta es que el movimiento independentista sea mayoritario. ERC cuando no ganaba compartió gobierno con el PSOE y apoyó un proceso de mejora del autonomismo. por lo que no se puede decir que el autonomismo excluya al independentismo. El problema del independentismo para el Estado es que gana y el mensaje que nos envía es que en el régimen del 78 se pueden pensar alternativas pero estas no se pueden articular políticamente. porque se hará cualquier cosa que las evite.
Lo que se reclama en Cataluña es que las soluciones que se den respeten el sentir mayoritario de un colectivo que se autoreconoce como nación. Hay un sujeto político que se reconoce como tal. Mayorariante se piensa que hace falta dar soluciones democráticas y mucha gente entiende al referéndum de autodeterminación como parte de esta solución. Las no soluciones que es lo que aporta el Estado es lo que lleva a esta situación de parálisis política. El problema de convivencia ha venido determinado porque no se han encontrado soluciones democráticas.
Para nosotros, por ejemplo, la mesa de diálogo es un paso muy pequeño y previo porque no partimos de una igualdad de condiciones. Tenemos 3000 represaliados entonces se nos está pidiendo que iniciemos un proceso de diálogo sin tiempos ni compromisos previos. Nosotros permitimos un avance que es el proyecto de gobierno de coalición pero seguimos teniendo a nuestra dirección política encarcelada. Pero si desearamos que cayera sería difícil porque no habría mayoría. creo que no hay un acto de mayor generosidad que ese. Nuestra estrategia política se basa en fortalecer alianzas con las izquierdas que respeten el principio de autodeterminación pero la izquierda cree que tendrán un apoyo por nuestra parte siempre por temor a enemigos comunes como VOX, esto puede servir a algunas formaciones políticas en un determinado momento, pero no a la ciudadanía. La ciudadanía se merece un proyecto de izquierda que diga qué va a transformar y qué va a aportar por sí misma.
Joventuts d’Esquerra Republicana se define como una organización de los jóvenes independentistas, al mismo tiempo que defiende postulados socialistas, ecológicos y feministas. ¿Debe prevalecer ante todo la cuestión nacional sobre las demás?
Para nosotros no hay debate en este sentido ,en la medida que tenemos gente participando cada día en los movimientos contra la emergencia habitacional, en los conflictos laborales, en las luchas por un modelo energético sostenible. Para nosotros todo va entrelazado ¿qué Estado será más soberano respecto de los poderes efectivos? ¿un régimen del 78 nacido bajo las amenazas de los militares y con el beneplácito de la iglesia y la burguesía o un Estado que haya nacido porque le ha votado la gente en un referéndum?. Hacer un referéndum de autodeterminación puede generar movimientos reaccionarios. Pero para nosotros es fundamental un proyecto de país que se base en una lógica de conquista de derechos para la gente. El Madrid es España es nuestra antítesis como proyecto político, un lema nocivo para el propio estado español. Nos hace falta un Estado porque el Estado español nunca ha entendido la riqueza que tenía en sí mismo.
Hace apenas unos días, el 26 de octubre, se conmemoraba el 89º aniversario de la Joventuts d’Esquerra Republicana, fundada en los primeros meses de la II República, Jovent Republicà ha vivido el franquismo, los tiempos de la transición y de lucha social, hoy en un contexto muy diferente ¿Cual es el balance que se hace desde la propia Jovent Republicà de la Historia de España, de los años de transformación y resurrección de los movimientos juveniles?
Las Jovent Republicà han sido un motor de las historia, no hemos aguantado 89 años por tener gente con un compromiso ejemplar, hemos aguantado porque nuestra propuesta política es un proyecto vigente hoy en día con sus principios actualizados. Hemos hecho de punta de lanza del movimiento juvenil liderando como por ejemplo la propuesta del voto a los 16 años. Somos una escuela de cuadros sociales. La ANC y Omnium Cultural no se podría entender sin repasar la historia de sus precursores y ver donde estaban con 18 años.
Y para acabar, hoy vivimos en un contexto de incertidumbre y preocupación, derivado no solo por las consecuencias de la crisis sanitaria y COV-19 si no también por causas que vienen de lejos como la falta de expectativas de la juventud ante un futuro sin salidas, sin un trabajo acorde con la cualificación de los jóvenes o sin la posibilidad de independizarse, por lo tanto ¿ Qué le recomendarías a la juventud en estos momentos y qué papel tienen las organizaciones como Jovent Republicà en esa tarea?
Lo más importante es no tener miedo, a veces nosotros vemos todo con la lógica de las redes sociales e internet, parece que cada día es el fin del mundo, todo parece un final súbito y no es así. Debemos perder un poco el miedo al decir nuestra ideas y a equivocarnos, si nos equivocamos nos levantamos otra vez, si alguien no se equivoca nunca es que no hace nada nunca. No podemos permitir que pase esta pandemia hablando de los jóvenes y sus botellones y en las tertulias no haya jóvenes explicando lo que pasa. la respuesta no puede ser criminalizadora debe ser una respuesta social madura que entienda que los jóvenes harán lo que haga falta para superar esta pandemia. Se están jugando sacrificar su cotidianeidad y no tener garantías de futuro. la sociedad tiene que decir a la gente joven que los necesita para salir de esta y que vamos a hacer un nuevo contrato social. en el sentido de que tendremos que reducir nuestras relaciones sociales pero la política deberá dar una respuesta para el futuro de la juventud. tiene que ver un retorno social para los más jóvenes.

Codirector de Ideas en Guerra. Graduado en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Carlos III de Madrid. Interesado en las áreas de derecho público y análisis político. Ha realizado estancias en las Universidades de Barcelona y Chile. Colabora con varios medios de comunicación.