El 28 de enero de 1939 María Zambrano marchó desde el número 600 de la avenida Diagonal de Barcelona camino del exilio. 45 años después volvería a España. Considerada como la filósofa española más relevante e importante del Siglo XX vería, al igual que tantos españoles, alterada su vida y carrera académica por la Guerra Civil. Compañera de la Generación del 27 y asidua a tertulias, Maria Zambrano se forjó intelectualmente influenciada por las corrientes de pensamiento del momento; las vanguardias y la filosofía orteguiana.
Pero si algo destaca en el pensamiento de María Zambrano es la perspectiva femenina que otorga a su obra. Su saber no se desarrolla desvinculado a su condición de mujer, si no que más bien se enriquece de ello, por lo que hablar de qué es la mujer y cómo entender el feminismo, nos lleva indiscutiblemente a hacer referencia a una de la mujeres cumbres del pensamiento español del Siglo XX.
Pero se ha de destacar el carácter propio y original con el que María Zambrano se aproxima a la idea de lo femenino y mujer. En primer lugar, no escribe desde una perspectiva feminista sino femenina. Pues continuas eran tensiones entre María Zambrano y el feminismo. No obstante, caemos en un error si entendemos la figura de Zambrano alejada del movimiento feminista y la preocupación sobre los temas relacionados con la mujer. Conocidos son sus artículos que escribió bajo el título “mujeres” en el periódico el Liberal. En los que desde una visión de compromiso social y de mejora por las condiciones de vida de las mujeres María Zambrano repasa algunas preocupaciones del feminismo como son: la participación de la mujer en la vida pública; la explotación de la mujer por parte del hombre; su condición de objeto; la necesidad de la emancipación económica como primer paso -necesario, pero no suficiente- hacia la liberación y libertad de las mujeres o la situación de las mujeres obreras.
Por lo que, María Zambrano desde la autonomía y defensa de su visión de la mujer entiende y valora el feminismo como un movimiento de reivindicación de la igualdad; ahora bien, considera que esta igualdad no puede hacerse construyendo una idea de mujer idéntica al hombre. Para ella, lo femenino posee unas características y valores propios. Construye la idea de mujer- como se verá posteriormente-vinculada con la idea de poesía. Defiende por lo tanto, una concepción femenina distinta al hombre, pues solo así se consigue desde su punto de vista la libertad de la mujer.
El concepto de mujer y lo que éste representa en la obra de María Zambrano no puede construirse si no se parte del análisis del modelo de pensamiento presente en la Europa de los años 30. La filosofía europea –en la que Zambrano se forma- está impregnada del racionalismo de origen cartesiano centrado en el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, negando toda relevancia al arte o la poesía en la construcción del ser humano. El Idealismo europeo hace referencia a la necesidad de explicar la realidad y los hechos históricos a partir de grandes categorías de pensamientos. El pensamiento idealista está encaminado a establecer causas históricas que explican todo acontecimiento. La idea de fundamentar todo a partir de explicaciones amplias y aplicable a multitud de supuestos, fue criticado por Zambrano pues conllevaba olvidar el análisis concreto y específico de la realidad del momento. Por lo tanto, lo que María Zambrano pretende en su obra es unir arte y razón, dejar de lado las visiones incompletas y limitadas de la realidad. Es defensora de una idea amplia y compleja de ser humano. Así, desde una vertiente filosófica y literaria, Zambrano combina la noción de mujer con el arte. En su obra la idea de lo femenino se contrapone a la idea de masculinidad, al igual que el pensamiento racional se contrapone a los instintos e impulsos. De esta forma el concepto de mujer en la obra de María Zambrano no podría construirse si no se hace referencia a la distinción entre arte y razón; poesia y filosofia. Diferenciaciones en las que se sustenta la construcción del modelo de mujer en Maria Zambrano, como concepción complementaria y a la vez distinta a la del hombre. En su obra se enfatiza la necesidad de unión así como el carácter complementario de la razón y la poesía. Necesarias ambas para la construcción de una correcta visión del ser humano.
Figura central en la reflexión sobre el arte y la razón. Necesarias para dibujar a la mujer son sus ideas sobre la disyuntiva entre la poesía y la filosofía. Su pensamiento en referencia a ello parte de la crítica y necesidad de superación de la razón idealista y puramente racionalista presente en la Europa de su tiempo. Defiende la necesidad de poner en valor la poesía y el arte en general, así como reconocer el carácter no sólo lógico del ser humano y la búsqueda de la unión entre poesía y filosofía. Por ello, María Zambrano propone un nuevo modelo de razón, en contraposición a la razón lógica y positivista; la razón vital. Para ella es un modelo de razón que hace compatible el arte con la filosofía. Razón que une al hombre con la mujer. Pues, en la base de la distinción entre hombre y mujer, así como en la defensa del papel de la mujer en la sociedad, es clave partir de la distinción entre poesía y filosofía como premisa para su análisis. Por lo tanto, partiendo de la distinción entre poesía y filosofía, Zambrano distingue entre la idea de mujer a la cual vincula con el concepto de poesía y la idea del hombre relacionado con el pensamiento filosófico racionalista imperante en la Europa de sus tiempos.
Son también clave en la construcción de la idea de mujer desde la perspectiva de María Zambrano su análisis de los tiempos aplicados a los conceptos de mujer y hombre. Teniendo en cuenta los tiempos históricos; pasados, presentes y futuros. Vincula a la mujer, con el ya superado Estado de naturaleza, donde gobierna “la ley del más fuerte”, un modelo de estado basado en el enfrentamiento, la fuerza y las pasiones. Impidiendo así, el desarrollo de todo pensamiento racional. Determina Zambrano, que el paso del Estado de naturaleza al modelo actual de Estado en Europa, ha conllevado un abandono de la concepción femenina de la historia. Pues el cambio de modelo de estado supone también el olvido de la idea de mujer con la que se vinculaba dicha concepción de estado. Por lo que, se establece, así, un modelo idealista y objetivo de Historia y organización social regido por el hombre y el pensamiento racionalista cartesiano con el que éste se vincula. Privando de esta forma a las mujeres de voz.
Silenciadas, olvidadas y escondidas, todas ellas ajenas en la construcción de un relato histórico puramente racionalista y lógico. Sin referencia al carácter artístico y poético de la vida-que como mencioné-se vinculan con la concepción de mujer. De esta forma las mujeres no poseen papel alguno en la sociedad frente al dominio absoluto del hombre. Por lo tanto, con el objetivo de superar esta dicotomía entre hombre y mujer. Zambrano propone la unión entre poesía y filosofía, que representa en sí el reconocimiento del valor y el papel de la mujer en la sociedad. Se parte por lo tanto, de la necesidad de “feminizar” la Historia, hacer que la mujer y la poesía salgan del oscuro olvido en el que el pensamiento racionalista y masculino les situó. Así, desde la visión de Zambrano el hombre tiene una existencia ontológica frente a la existencia poética de la mujer; el hombre desarrolla un modelo de pensamiento objetivo frente a la subjetividad femenina; además el hombre es el poseedor de la razón y la mujer se vincula con la poesía y el arte.

Codirector de Ideas en Guerra. Graduado en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Carlos III de Madrid. Interesado en las áreas de derecho público y análisis político. Ha realizado estancias en las Universidades de Barcelona y Chile. Colabora con varios medios de comunicación.