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ARRIMADA’s ; Del Parlament al Congreso

Cuando comencé a escribir este artículo lo hice en clave hipotética, pero en pocas horas la hipótesis era realidad, y es que hoy la política se mueve a la velocidad de la luz. Un sobresalto, un cambio de estrategia que sorprenda al adversario, marcar la agenda. Y ello se ha cumplido en cierta manera con el salto de la política catalana, Inés Arrimadas, al ring nacional, del parque de la Ciudadela a la cuesta de los Jerónimos, Pero, ¿Ha sido arriesgado Ciudadanos al prescindir de su líder territorial más potente? ¿Cuál será el papel de Inés Arrimadas en el Congreso de los Diputados?

Sus intervenciones en el Parlament y su posición anti-independentista en la Cataluña le han colocado en primera plana de la prensa nacional, en más de una ocasión desde su entrada en el Parlament catalán en 2012. Una de las figuras más fuertes de del partido naranja, como defensora  de los valores de la España de siempre, eso sí, mientras intenta no parecerse de cara al público a la neo-derecha rancia de la cual otros partidos ya son escaparate.

Pero Inés Arrimadas, ha sido fundamental en Cataluña como “barrera” para el independentismo, al menos, en lo que a nivel dialéctico se entiende, pues su sagacidad para aprovecharse de los momentos frente a las cámaras le han dado la posibilidad de expresar, ensalzar o criticar las luces y las sombras que se ciernen sobre la Generalitat.

 

Sin embargo, ¿es suficiente esa firmeza descarada en la oratoria y su cierta “incontinencia” verbal, en muchos casos sin filtros?, hará esto de un aliciente o más bien de un hándicap. S le asegure un escaño en la Cámara Baja. Una cosa es actuar en un contexto donde el único tema a tratar parece ser la cuestión independentista, y aludir a la unidad y defensa de la otra realidad catalana, y otra muy diferente es enfrentarse al debate político estatal que se desarrolla en la capital, ya que Ciudadanos es unos de los partidos con el discurso más vacío, o mejor dicho, mejor calcado de lo que en muchas ocasiones se han intentado retratar, es decir, ese Partido Popular “limpio”.

Ahora bien, C´s se encuentra ejecutando un plan de actuación reseñable, jugando la competición electoral a una carta y dejando atrás esos “feudos” (como lo es Cataluña), trayendo a su alfil a las Cortes.

Es por ello que el devenir de la política catalana en territorio madrileño no está tan claro, pues como integrantes de su propio partido han asegurado, ella es fundamental en el frente catalán. Defender la identidad española en un territorio donde las continuas campañas de diferenciación entre el nosotros y el ellos han hecho mella en la sociedad y el uso de los símbolos se encuentra mediatizado, no es lo mismo que sentarse ante los focos del Congreso y sacar las banderas a relucir o enaltecer la figura españolista, sin caer en ese olor a naftalina y anís que la “España viva” despierta.

 

El discurso Arrimadas puede ser efectivo en Cataluña donde son primera fuerza, puede ser relativamente efectivo en Andalucía donde Juan Marín es adalid de la defensa “pseudo-liberal” de los señoritos andaluces modernos e intelectualizados, pero ¿es verdaderamente eficaz en el Congreso de los Diputados? podrá Ines defender ese discurso del que alardea en Cataluña, como si de la salvadora de ese 53% de catalanes no independentistas se tratara, en un escenario donde se pronostica la entrada de la España del chaleco y las cruces, sin que su partido se hunda más en esa derecha conservadora y tradicionalista, de la que en sus orígenes renegaba y con la que actualmente se sienten muy cómodos posando.

 

Sea como fuere, Inés es el alfil perfecto en este intento, de Ciudadanos para dar el jaque al Partido Popular, pero puede que este movimiento no tenga los efectos deseados y haga de Ciudadanos torne aún más en esa nueva etapa derechista en la que se encuentra inmerso.

Iniciando como lo ha hecho ya, una epopeya, en Waterloo y dotando al frente derechista formado a tres bandas, una Inés Arrimada más irreverente, aún más si cabe, que nos muestra una España dividida, en parte por discursos como el de la plaza Colón, sin darse cuenta que la unidad de España no se consigue con división sino con diálogo.

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