No es necesario explicar cómo hemos llegado hasta éste día. Nadie quería repetir el ciclo electoral de 2015 y 2016, pero a pesar de todo ello, aquí estamos. Por lo tanto, quizás, la pregunta, con los resultados ya en su totalidad escrutados, no sea ¿por qué hemos llegado hasta aquí?, sino si mereció la pena ésta cuarta jornada electoral en apenas cuatro años.
Tras la incapacidad de llegar a un acuerdo el pasado mes de abril por parte del PSOE y Unidas Podemos, la responsabilidad volvió a caer del lado de la ciudadanía. Fuimos llamados a las urnas para desbloquear una situación, que nuestra clase política no había tenido la capacidad de superar a través de acuerdos y pactos. Pero a la vista de los resultados, las elecciones que eran vistas como la salida a la parálisis política solo han servido para bloquear más la situación.
El partido socialista vuelve a ganar las elecciones y se convierte así en la primera fuerza política en un parlamento con dieciséis fuerzas políticas distintas, lo que convierte a ésta XIV legislatura en una de las más fragmentadas de las que ha tenido nuestra democracia. A la Carrera de San Jerónimo llegan nuevos partidos como Teruel Existe, Más país o la Cup otros como BNG vuelven y partidos como el PNV O EH Bildu revalidan sus posiciones aumentando su número de escaños. Por su parte, el Partido Popular mejora sus resultados respecto abril y se mantiene como el partido líder en la oposición. Unidad Podemos pierde fuerza pero a pesar de ello mantiene un resultado positivo según sus líderes, que le hacen ser determinante en la hipotética y posible negociación de un nuevo gobierno de izquierdas.
Pero los protagonistas de la noche son Ciudadanos y Vox. El primero pierde más de cuarenta escaños y se convierte en la sexta fuerza política, siendo superado incluso por ERC. La deriva conservadora del partido naranja, sus negativas a un posible acuerdo con el PSOE en abril y la defensa de un discurso meramente basado en la cuestión nacionalista olvidando el mensaje regeneracionista y de cambio con el que nació, así como la crisis interna sufrida en los últimos meses pueden ser entre otras las causas de la actual situación de Ciudadanos. Por su parte VOX, ha alcanzado la tercera posición, ve mejorada de manera significativa sus resultados respecto abril. La crisis catalana y la respuesta aislada y violenta de ciertos grupos independentistas en las jornadas posteriores al conocimiento del fallo de la sentencia del “Procés”, la exhumación del dictador, junto al cambio de su discurso, más centrado en clave social y en la búsqueda del voto de aquellos que se sentían abandonados y hastiados por el sistema político, ha permitido que hoy los de Abascal ya no estén en el gallinero, arrinconados, si no en la primera línea política de nuestro país.
A pesar de todo fuimos a votar
Decía Antonio Machado “En España lo mejor es el pueblo. Siempre ha sido lo mismo”. Y no le faltaba razón, en los momentos más difíciles y cruciales, ahí está para sacar su orgullo y dar ejemplo. Y es que, tras las cuatro elecciones consecutivas desde 2015 gran parte de los analistas coinciden en la idea de que la participación podría ser un elemento relevante para el resultado y la distribución de fuerzas en ente los bloques. Pero a pesar de ello la participación en las elecciones generales de este domingo ha sido del 69,96%, un porcentaje de casi seis puntos menos al registrado el 28 de abril, cuando la participación fue del 75,75%. A Pesar de todo, el pueblo ha ido a votar. Se ha demostrado el espíritu democrático y participativo de nuestra sociedad, mejorando incluso el dato de las Elecciones Generales de 2015 y 2016.
Además, en base a los resultados, se puede hacer referencia a que el mayor porcentaje de abstencionistas se sitúa en el centro, es decir, es una una posición moderada la que se ha visto en estos comicios perjudicada por la bajada de participación. Por lo que, en cierta manera los datos de participación ha tenido como principales afectado a Ciudadanos que ha perdido más de 2500000 de votos, mientras que el partido popular ha aumentado en apoyos al igual que la extrema derecha populista de vox que ha conseguido 2000000 votos más. Pero está elecciones tampoco han sido positivas para la izquierda en términos de participación, el PSOE y Unidas Podemos han perdido cada uno de ellos 728000 votos y 636000 respectivamente. Con estos datos se puede reconocer que el porcentaje de participación aunque no es preocupante y es cierto que se esperaba que fuera menor, ha provocado una pérdida de votos y escaños en la mayoría de partidos. Además, hay que señalar que el conjunto de personas que se abstienen no siempre son los mismas y que cada convocatoria electoral tiene sus propias características y particularidades. Y en estas elecciones parecen que las causas y motivos de abstención han sido diversos y múltiples si tomamos los resultados, quizás al ser segundas elecciones, ciertas causas climáticas o una creciente desafección política hayan sido, entre otros, motivos para no haber ido a votar.
Victoria amarga del PSOE
El PSOE ha vuelto a revalidar la victoria del pasado abril, pero con una bajada en escaños y en votos. Ha pasado de los anteriores 123 escaños a los actuales 120 escaños. No obstante aunque, pierde apoyos votos en términos absolutos ello no se han materializado en una significativa bajada de escaños debido a la ley electoral.
Pero a pesar de ser el partido más votado, no alcanza una mayoría suficiente para poder construir un gobierno en solitario. Al igual que la pasada primavera los socialistas necesitan el apoyo de otras fuerzas políticas. En abril surgió el debate o la duda de que si Pedro Sánchez buscará los votos necesarios por su izquierda con Unidad Podemos o si pediría una abstención a las derechas por su incapacidad de sumar. Hoy, la única vía de salida, es la primera, la necesidad de acuerdo y pacto entre las izquierdas progresista de España, en cuyo pacto han de participar también los nacionalistas y otras formaciones de izquierdas como Más País.
El PSOE confiaba en que sus resultados iban a mejorar en ésta segunda convocatoria electoral, pero han perdido tres escaños y más de 500000 votos, complicando todo ello la formación de un posible Gobierno. Algunas encuestas internas y de diferentes medios auguraban una victoria socialista con más de 140 escaños si había repeticion electoral, a la vista de los hechos, eran conjeturas erróneas. Los socialistas pensaban que ante una situación de inestabilidad e incertidumbre en la que podría derivar la situación política y social tras la sentencia del “procés” podían ver mejorados sus resultados con un apoyo mayor de ciudadanas y ciudadanos de centro. Pero la realidad, no ha sido así. La crisis catalana, entre otras causas, ha movilizado y despertado a la extrema derecha, puesto en cuestión la actuación del Gobierno y dinamitado si cabe aún más los puestos de diálogo entre Madrid y Barcelona.
Las elecciones para el Gobierno socialista en funciones parecían el mejor camino, la única alternativa posible ante la situación de bloqueo, en la que su falta de voluntad de negociación nos había llevado. Las elecciones permitirían alcanzar su objetivo principal gobernar en solitario. Pero nada más lejos de la realidad, Sánchez tiene ahora muchas menos opciones para gobernar sin alcanzar pactos o acuerdos. El bloqueo sigue pero a pesar de esa dificultad es el único partido que tiene la posibilidad de hacerlo. El único que puede sumar.
Para los populares abril fue un espejismo
Hace seis meses, ya advertimos que el resultado obtenido en abril por el Partido Popular no se mantendría en tiempo, y estos resultados no dejan de confirmarlo. Mientras muchos corrían a enterrarlos los Populares perfilaban su estrategia, como tantas otras veces, dirigida a reencontrarse y rearmarse para volver a aglutinar al máximo posible el centro-derecha en España, esa es su finalidad histórica, cuando lo olvidan lo pagan. Además, la propia estructura territorial y orgánica del partido es tan fuerte que sería casi imposible que éste desapareciera. Con el verano de por medio, Casado abandonaba su inspiración aznarista, para abrazar el legado de Rajoy, uniendo a un Partido Popular que salió tocado del último congreso, y más aún de las últimas elecciones.
Tras estos resultados se refuerza su liderazgo tanto dentro como fuera del partido, se sitúa como indiscutible líder de la derecha española, con un centro libre antes ocupado por Ciudadanos y un Vox fuerte con el que puede marcar distancias, pero con el que compite por el foco mediático al ser estos más ruidosos.
Ahora sí: Vox tercera fuerza
Todos los ojos estaban puestos en la formación de ultraderecha, las encuestas de los últimos días vaticinaban un gran aumento de apoyo electoral, y los resultados lo confirmaban: Vox ocupará a partir de ahora la tercera posición en el Congreso de los Diputados. Atrás quedan esos tiempos en los que España era una anomalía europea que mantenía fuera de su parlamento a la extrema derecha.
Corremos ahora el riesgo de caer, como llevamos haciendo desde antes las elecciones andaluzas, en el alarmismo que tan solo parece darle más alas y más fuerzas. Este giro reaccionario se ha visto posiblemente reforzado por la sentencia del procés, por la pueril campaña electoral de Ciudadanos y su perro Lucas y por un preocupante cambio de estrategia de la formación liderada por Santiago Abascal, comienza a apelar a las clases populares, algo que no hacía las anteriores elecciones.
El descalabro naranja
Sin duda la sorpresa, aunque anticipada, de estos comicios llega de la mano de Ciudadanos, el gran perdedor de la noche con 10 diputados. La merma de apoyos de esta formación ha sido mayor a la que pronosticaban las encuestas, y como respuesta el líder de dicha formación Albert Rivera, habia convocado una reunión ejecutiva de urgencia para hoy, tras la cual anunció su dimisión y la celebración de un Congreso del que saldrá la nueva cabeza de partido.
Esta derrota sólo puede entenderse si teniendo en cuenta la tradición política española, donde los partidos de interposición (“centristas”) nunca han sido capaces de mantenerse a largo plazo. La postura de Ciudadanos tanto ideológica como práctica, no ha sido ni bien entendida ni bien acogida. Mientras PSOE y Unidas Podemos discutían para no ser vistos como culpables de la repetición electoral y, por lo tanto, castigados por su electorado; Ciudadanos, relajado, se relamía, pensando que podía continuar con la posición de prevalencia que le otorgaron las elecciones del 28 de abril. Todo lo contrario, el electorado de Ciudadanos puede haberse decepcionado incluso más que el de las fuerzas progresistas, puesto que uno de los principales papeles que ostentaba era supuestamente el de “partido bisagra”, sin embargo no han sabido cumplir con las expectativas.
Pierde así la formación naranja más de 2 millones y medio de votantes, y todo indica que no permanecen en la moderación sino que se refugian en la derecha y la ultraderecha. En abril se imponía como tercera fuerza sabiendo compaginar conservadurismo e identidad moderna así como un duro discurso en el ámbito territorial contra el independentismo, en noviembre las elecciones parecían pillarles de sorpresa y sin estrategia; endurecían aún más su discurso respecto al conflicto catalán, difuminando lineas que les diferenciaban aún de un Vox que tras mayo sustenta gobiernos locales y autonómicos de PP y Cs.
Podemos: pierde pero gana
Unidas Podemos pierde apoyos y escaños elección tras elección, pero a pesar de ello hay un mensaje que se repite continuamente; “han resistido”. La formación morada ha mantenido un resultado por encima de sus expectativas. Y es que, a pesar de perder siete escaños Pablo Iglesias se ve como socio preferente del PSOE. Anoche, en la misma jornada electoral, pidió retomar la coalición de izquierdas «como única manera de frenar a la extrema derecha”. Podemos pierde pero gana pues eran muchos los frentes a los que tenía que hacer frente en estos comicios y sale casi ilesos de todos ellos. En primer lugar el PSOE pensaba que en la nueva convocatoria electoral Unidas Podemos bajaría y ya no podría reclamar la coalición pero hoy con los votos escrutados, esa vía se vuelve cada dia mas realista y necesaria. Además, el pulso Errejón e Iglesias auguraba una alta caída de apoyos a éste último respecto a la formación de Más País. Pero realmente la formación de Errejón no sumó lo suficiente, ni siquiera para ser determinante en la fragmentación de votos. Es decir, Unidas Podemos e incluso el PSOE no han visto afectados sus resultados de manera relevante por la presencia de Más País que apenas consigue tres diputados y se aleja de ser la llave para el desbloqueo. Con todo ello, Podemos y sus confluencias, junto con la histórica Izquierda Unida demuestran que poseen unas bases de apoyos sólidas y que a pesar de todo la llave para el desbloqueo vuelve a estar en sus manos. Tienen la legitimidad para demandar un Gobierno de coalición, veremos si la voluntad por gobernar en común es también compartida por el PSOE.
La España vaciada quiere voz
La entrada de nuevas formaciones políticas de corte regionalista y nacionalista convierten al nuevo parlamento en uno de los más fragmentados y multipartidistas de nuestra democracia. La presencia de partidos como Teruel Existe ponen en el primer plano político las demandas de la denominada España vaciada. La falta de respuestas por parte de los partidos de carácter nacional y las desigualdades territoriales en infraestructuras, comunicaciones o servicios públicos han sido, entre otras, las causas de la presencia de estas formaciones en el hemiciclo. Por otro lado, al Congreso han vuelto formaciones nacionalistas como el BNG y otras como PNV, ERC o EH Bildu han revalidado y aumentado sus escaños obteniendo todos ellos grupo propio en el Parlamento. La cuestión territorial y la defensa por parte de la derecha española de las ideas de, re-centralización y privación de los derechos constitucionales de las CCAA han tenido como respuesta un auge de las formaciones nacionalistas. La voluntad por parte de Vox de hacer caer el modelo autonómico ha tenido como resultado un parlamento más plural e identitariamente diverso. Parece que el Senado ha dejado de ser la Cámara territorial y ésta se ha instalado en la carrera de San Jerónimo.
Ayer, fuimos llamados a una nueva jornada electoral. Los resultados están ya encima de la mesa, ahora sólo queda que las distintas formaciones presenten sus intenciones y oportunidades de acuerdo. No se puede negar que el hipotético nuevo Gobierno nacerá del pacto, la cesión y el consenso. Las urnas, no obstante, no han, ayudado a la labor de desbloqueo; esa es tarea de las formaciones políticas, sólo ellas pueden evitar unas terceras elecciones. Por lo tanto, a pesar de la falta de mayoría y la existencia de bloques ideológicos que no suman mayorías absolutas, nadie se cuestiona hoy unas terceras elecciones, esperemos que esta segunda llamada a las urnas sirva para dar gobernabilidad a España, pero aún así, habría que preguntarse si mereció la pena.

Codirector de Ideas en Guerra. Graduado en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Carlos III de Madrid. Interesado en las áreas de derecho público y análisis político. Ha realizado estancias en las Universidades de Barcelona y Chile. Colabora con varios medios de comunicación.